Seis habitaciones

07.02.2021

El espacio que me habita

tiene seis habitaciones.

En la primera, aún busco

el cuerpo huesudo de un padre,

vientre enfermo

que se despide parpadeando

lentamente.

Su ausencia me conduce

hacia la siguiente puerta.

Nunca la abro

porque desde las costillas

escucho llorar a mamá.

Pero si logro tragar

este enorme hueso,

puedo llegar hacia el dormitorio

donde mis hermanas y yo

compartimos escalas.

A veces

me cuesta encontrar

la siguiente habitación

porque cambia constantemente

de lugar.

Es la más pequeña

y de vez en cuando

se asoma una niña

que arrastra con sus ojos

mi tristeza.

Tú te convertirás en esto,

le digo mientras señalo

el hueco de mi vientre.

Pero ella se esconde

y su puerta desaparece

bajo mi piel.

Si profundizo en la matriz

llego hasta la quinta habitación.

Desde ahí, los huesos de mi padre

me encogen el cuerpo.

Mamá aún llora

y la escala de mis hermanas

se hace cada vez

más pequeña.

El espacio que me habita

tiene seis habitaciones.

A veces, todas las puertas

se abren de golpe,

como si estos fantasmas

no supieran a dónde ir.

Sin embargo,

desde la última habitación

el tiempo no transcurre

de igual modo.

Y es ahí donde la niña

me da a elegir

entre la tristeza o su olvido


  • Fotografía y texto: Marina Serrano © 2020