LA SOMBRA DEL VUELO

12.04.2023

«Dime, ¿eres tú quien habita entre
las costillas del bosque?
Porque esa luz ha bañado
con tu sangre mis ventanas.


¿O soy yo,
en vuelo tras de ti
rompiendo los cristales?
Porque aquí solo vienen a morir
las aves contra mi vientre»


La sombra del vuelo es una obra fotográfica y poética que explora el cuerpo como territorio de duelo y germinación, donde la memoria de la pérdida se entrelaza con la vida que insiste en abrirse paso. A través de una serie de autorretratos en blanco y negro, la obra transita por la tensión entre lo que nace y lo que se hunde, entre la carne que gesta y la tierra que guarda cenizas. Cada imagen es el eco de un diálogo sin palabras entre mi cuerpo y la ausencia de mi padre, cuya memoria persiste como una herida abierta, como una raíz que no deja de extenderse.

La naturaleza, en este proyecto, deja de ser un simple paisaje para convertirse en lenguaje y herida, en una geografía compartida entre piel y corteza, entre savia y sangre. En cada rama, cada sombra y cada pluma, habita la memoria líquida de quienes partieron. Mis hijos, gestados en un cuerpo que aún carga el peso de la ausencia, heredarán no solo la sangre, sino también las imágenes, las cicatrices y los silencios de lo perdido. Sus latidos conviven con esa memoria, como si cada vida nueva naciera atravesada por las raíces invisibles de un linaje quebrado.

Los pájaros, recurrentes en esta serie, son más que símbolos de vuelo: son presencias encarnadas, cuerpos alados que sostienen y me sostienen, testigos de un linaje donde lo efímero se niega a desaparecer. Cada ala es puente entre la carne y la ausencia, entre el cielo y la raíz, entre el padre que parte y los hijos que llegan, portando en su aliento la memoria de lo que fuimos y de todo lo que un día perdimos.

En La sombra del vuelo, la fotografía y la poesía se entrelazan para dar forma a lo invisible, para documentar el temblor de existir entre el duelo y la vida nueva. Esta obra es un canto visual al linaje y a la fragilidad de habitar ese espacio suspendido entre el origen y la caída. Un intento de honrar la herencia de la pérdida y de transformar cada imagen en una ofrenda a quienes vienen y a quienes ya no están.


El sol arde. Veo el río. Veo los árboles moteados y quemados a la luz del otoño. Pasan flotando las barcas, cruzan el rojo, el verde. Tañe a lo lejos una campana, pero no toca a muerto. Hay campanas que tocan a vida.

Virgina Woolf


La sombra del vuelo (2025), Marina Serrano.